AlNorte 2005

Cartel AlNorte 2005
AlNorte 2005 se celebró entre el 9 de diciembre de 2005 y el 17 de diciembre de 2005.

Resumen

INDEPENDENCIA Y COMPROMISO

La Semana Nacional de Arte Contemporáneo AlNorte clausuró su cuarta edición el 18 de diciembre de 2005 para poner inmediatamente en marcha la quinta, que se abre ahora, coincidiendo con la publicación de este volumen. No es fácil cumplir un lustro de vida en estas lides desde un compromiso insólito donde se equilibran la iniciativa privada y la pública en un encuentro generacional entusiasta y esperanzador. En un momento donde Asturias vive un cúmulo de proyectos culturales, es grato mantener la integridad intacta.

AlNorte ha consolidado definitivamente, saltando fronteras y proyectándose en el circuito artístico nacional. Los encuentros de 2005 contaron con la participación activa de más de 3.000 personas y con varios millares de visitantes a las exposiciones. Artistas profesionales, noveles, estudiantes, especialistas, historiadores, profesores, niños, niñas y espectadores compartieron vivencias, una vez más, abarcando diversas ramas culturales. Porque el arte es, entre otras cosas, una manera de vivir, que en AlNorte asumimos con plenas garantías. Y hacerlo confrontando distintas generaciones, desde la cotidianeidad y la magia, es un lujo.

En esas armonías, a veces, las tiernas miradas de los locos bajitos asturianos se confundieron con las de cada profesor de los talleres infantiles, patentando el sentido de estos encuentros. Así, uno no sabe si han sido más espontáneos los ojos de los doscientos niños y niñas participantes en 2005 o los de Noé Baranda, Edgar Plans, Paco Fresno, Maite Centol, Charo Cimas y Carla Spaggiari, responsables de las actividades dirigidas a los más pequeños, respectivamente, en el Espacio Astragal, el Museo Piñole, el Museo Barjola, el Museo Jovellanos, el Museo Evaristo Valle y el Museo Antón. El colofón infantil llegó el 18 de diciembre, en la planta baja de la galería Espacio Líquido, donde se oyeron preguntas tales como “Profesor, ¿el arte nos puede hacer más libres?”. Pequeños que fueron, una vez más, grandes protagonistas de AlNorte. Todos ellos expusieron sus trabajos allí, en el mismo lugar donde esa noche celebramos la fiesta de clausura. Los premios de las distintas categorías, de 3 a 14 años, los llevaron Pablo Casais, Jorge Lobato, Ismael Mata, Alejandro Pérez, José Antonio Casais, Carlos Marqués, Sergio Vergara y Ana Martínez Montero.

Tampoco es fácil saber si han aprendido más los artistas participantes en el taller de artistas que Carlos Franco impartió en el Centro de Cultura Antiguo Instituto y el Espacio de Creación y Didáctica, en Gijón. Sus actividades se resumieron en un fantástico mural realizado al unísono con sus alumnos, y su huella continuó la profesionalidad que habían marcado desde la primera edición otros creadores internacionales (Antonio López, Pello Irazu, Daniel Quintero, Santiago Serrano, Sergi Aguilar o Xavier Mascaró…) a los que, en 2005, quisimos sumar la fuerza y la energía de dos maestros asturianos: Ricardo Mojardín, en la Escuela de Arte de Oviedo, y de Pablo de Lillo en la Escuela Superior de Arte de Avilés. Dos generaciones bajo una misma ética.

Ni es fácil discernir si si los adultos y estudiantes disfrutaron más que Pepa Pardo, Ramón Isidoro, Jacobo de la Peña, Beatriz Cimadevilla y Javier Ávila en el ciclo Arte y sociedad, compartiendo intereses. De hecho, en las ponencias posteriores y en las Jornadas temáticas que cada jornada ocuparon el curso Hibridaciones, bajo la tutela de Enrique Granell, Marta Cureses, Rosina Gómez-Baeza, Pepe Iges y Antonio Weinritcher, se habló de mutuos enriquecimientos, de sorpresas inesperadas, de proyectos futuros y de nuevas alianzas creativas. Se habló de color, música, cine, arquitectura, gestión y difusión; de nieblas, lluvias, montañas, playas, calles, sidra o pescado fresco. Se habló, en fin, de encuentros asumidos bajo una luz repleta de hermosos altibajos y sabores norteño. En 2006, con su primer lustro de vida, la aventura de AlNorte tratará de romper fronteras nuevamente, con la independencia, el trabajo y el compromiso como ejes.

Cuarta generación AlNorte

La IV Semana Nacional de Arte Contemporáneo de Asturias AlNorte, ilustrada con una potente imagen diseñada por Edgar Plans tras ganar el certamen de carteles, contó con cinco exposiciones de los artistas becados. Las muestras coincidieron con la apertura de la amplia programación de cursos, talleres, seminarios y certámenes paralelos.

El paso del tiempo y las calidades fueron las herramientas empleadas por Pedro Fano en la galería Dasto (Oviedo), con El día antes de ayer. Se trataba de una serie de 28 dibujos («28 años, 28 dibujos») que partían de la familia como motivo para apostar por las formas breves, las líneas verticales y la deconstrucción de las imágenes, de ascendencias figurativas. «Intento expresar la vigencia de un tiempo ya pasado mediante una serie de dibujos cuya base argumental es la familia, la mía propia», dijo. «La técnica está abierta a múltiples interpretaciones formales y contextuales». Sin alardes teóricos, sus obras nos hablaron de una esencialidad bien entendida.

La valoración del espacio interior, tanto físico como personal, fue la base de la instalación Luz interior, de fibra óptica, que presentó Pablo Armesto en la galería Espacio Líquido (Gijón). Así, la luz fue el elemento fundamental de su proyecto, envolviendo y alimentando el espacio habitado para hablarnos de los ciclos del tiempo y trasladarnos a nuevas dimensiones. En los límites del arte óptico y el posminimalismo formal, apostaba por la expresividad y la reflexión espiritual, sin desdeñar la sutilidad estética.

El proyecto de Tatiana Martins en el Palacio de Valdecarzana (Avilés), titulado Identidad-No indentidad se planteaba desde la rigurosidad documental y el ejercicio plástico, partiendo de la materialidad del cuerpo para registrar y tomar visible el paisaje humano con fotografías en blanco y negro impresas en almohadas seriadas y dispuestas en el suelo. Un vídeo completaba esta peculiar instalación, con imágenes en color que harán reflexionar al espectador acerca de los cruces de caminos entre el alma y el pensar.

En la galería Cornión (Gijón), Guillermo Mora dirigió su objetivo fotográfico a un loable empeño basado en la crítica al conservadurismo que la sociedad intenta imponer a la figura del niño. Para ello, su exposición Mummy knows everything tomaba como base la literatura infantil tradicional. A través de fotografías, objetos e impresiones de vinilo analizaba la doble moral del ser humano y los valores educativos que la sociedad suele volcar sobre la iconografía infantil, tratando de invertir los roles mediante la descontextualización y reinterpretación de los medios empleados. La creación de este proyecto retoma los cuentos de hadas para devolverles su sentido original, defendiendo la simbología que esconde el mundo infantil. La instalación se componía de fotografías, vinilos y una capa que simboliza la desaparición del mito de Caperucita. Un inteligente planteamiento para estudiar el mundo infantil desde el punto de vista conceptual, simbólico y estético.

Pablo Iglesias, en el Museo Barjola (Gijón), propone un viaje al lado oscuro del ser humano para mostrar los aspectos más detestables de la psique, en un ejercicio de divulgación de la propia desconfianza titulado Habitación 211. Su instalación se valía de un pasillo hexagonal donde el espectador caminaba y contemplaba cinco monitores y una videocreación que, a modo de cuadros en movimiento, recreaba metáforas visuales mediante personajes clónicos. La instalación logró que el público se cuestionase ideas preconcebidas aceca de la enfermedad y el misterio. AAR.

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