Girl-made. Patrones intimistas (Eneka Fernández, 2009)
Girl-made. Patrones intimistas
Eneka Fernández
Tomo como eje central a la mujer. La mujer que se representa en lo que dibuja. No de un modo directo, con el retrato (o no en todos los casos), sino con lo que dibuja, con qué dibuja, y por qué lo hace. De esta manera, propongo una mirada sobre nosotras, en la que no se busca agotar los límites del concepto, sino exponer una experiencia. Con tal intención parto de mi propia feminidad, pero me apropio de discursos ajenos. Así, no pretendo establecer un discurso feminista: ellas son las que hablan, las que se muestran, las que demuestran lo que son y como son. Hablan de su intimidad, desde su intimidad. De lo cotidiano y de lo común.
Las artistas que he elegido están comprometidas con un manejo de la feminidad que parte de ellas mismas pero que no se agota en lo personal. Dentro de la expresión de sus propios lenguajes representan diferentes posiciones y muestran diferentes facetas de la mujer que se hace consciente de sí misma, pero sin tomar en cuenta un entorno político o moral. No representan mujeres reivindicando su posición frente a la sociedad, solo las muestran mirándose a sí mismas frente a un espejo. De esta manera el argumento es discreto, intimo, emotivo; pero sin caer o ahondar en sentimentalismos. Es interesante porque representan una mujer que construye su identidad partiendo de sí misma. Una imagen contemporánea por la que estas ocho artistas no han tenido que luchar, pero dentro de la que han crecido y que ha nutrido su trabajo. por lo tanto, no me interesa el dibujo como una fase de algo más, sino en sí mismo: lo transgresivo del yo femenino sin discurso.
Elijo el papel como soporte de la mayoría de los trabajos. Un soporte frágil para unas mujeres fuertes. Un material barato, común, al alcance de cualquiera, para poder tener a mano y plasmar cualquier idea, cualquier momento. Además, en la mayoría de los casos, trabajan en cuadernos, elementos para llevar consigo y tener cerca.
Esta muestra es mi papel en blanco. Utilizo las paredes de la sala como soporte para mis propios “dibujos”, para mi propia expresión. En una especie de collage con los trabajos de las participantes, las paredes se convierten en papel dibujado, donde me muestro y hablo de mí misma, de mis miedos, de mis logros, de mi sensibilidad.