Otros espacios (Javier Ávila, 2003)
La conferencia de Javier Ávila titulada Otros espacios (12 de noviembre de 2002) formó parte de la Jornada Temática Contenedores y contenidos. Espacios para el arte de la edición AlNorte 2003.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, Javier Ávila reside en Asturias desde hace diez años, compaginando la creación artística y el comisariado de exposiciones. Así, ha coordinado iniciativas organizadas por la Fundación Municipal de Cultura de Gijón, como Citas a ciegas, Obsesiones de un turista o el programa de arte público Periferias. También ha comisariado diversas exposiciones de fotografía de Cajastur, con las artistas Ángeles Agrela, Alicia Martín y Arancha Goyeneche.
Conferencia
Otros espacios, Javier Ávila
Tener control significa invertir las tendencias de los procesos de identidad cultural de las imágenes globales hacia lo local, de las instituciones privadas a las públicas y de la pseudo-diversidad mediática a lo común de la comunidad.
El arte público se constituye así en un proceso político ciudadano de enorme importancia, en cuanto es la ciudadanía misma, y no los agentes mediadores pertenecientes a las redes culturales que definen los estilos artísticos, la que accede a la definición de los procesos y flujos de estatización del entorno y ejerce, a través de la reflexión compartida, el control sobre su propio destino expresado en la forma de la ciudad, el control sobre su propio destino expresado en la forma de la ciudad, como ha indicado Antonio Remesar en los procesos de debate en torno a la reurbanización de la zona del Besós como nueva zona de expansión de la ciudad de Barcelona con motivo, o bajo la excusa, del Fórum 2004.
En cualquier caso, el plantear el arte público supone, automáticamente y con relación a los argumentos presentados, plantearse el problema de la cultura urbana en la actualidad, al mismo tiempo que el tema de las políticas culturales, así, Giulio Carlo Argán señalaba el hecho de que la planificación del espacio público y en consecuencia el arte público, no debía hacerse para los ciudadanos sino por los ciudadanos, se hace evidente a partir de estas observaciones, que el problema del arte público es un problema que pertenece a la esfera de la cultura y por ello la operación de arte sobre la ciudad pertenece también a este dominio, pero al mismo tiempo, queda patente el hecho de que no podemos aproximarnos desde una concepción de la cultura con mayúsculas, sino que estamos obligados a contemplarla desde la óptica más amplia del conjunto de procesos orientados a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Igualmente señalar que hay criterios económicos que justifican la financiación institucional del arte público, más allá de los retóricos propios únicamente de la esfera artística: innovación continua del paisaje, placer social lúdico, instrumento de desarrollo y promoción local… pero realmente dentro de estos parámetros cabe casi cualquier cosa, si bien no tiene por qué ser el único vehículo de financiación, incluso en determinadas acciones sería contraproducente para la propia obra.
Hemos de ser conscientes de que espacio público, más allá de las conexiones y relaciones humanas que en éste se producen, es también espacio de negación, de imposición, hemos de valorar la posibilidad de un discurso no habitual en un canal saturado de mensajes.
Construir la calle no como un espacio consensual, más teniendo en cuenta el tipo de consenso que se nos ofrece a través del inacabable desfile de fragmentos comunicativos, sino como un ámbito de discusión y enfrentamiento que posibilite la aparición de discursos encontrados, tangenciales o divergentes a ese éxtasis de la comunicación. Construir un espacio de confrontación continua, en el cual tengan cabida actitudes distintas que las propuestas con los mensajes habituales, crear espacios para las ideas en las que estamos interesados, y en este sentido trabajar para la posibilidad de una sociedad democrática.
Ramón Parragón, director del programa Idensitat en Calaf, nos indica bajo el epígrafe de la práctica artística como práctica transversal que, identificar construcciones sociales, estructuras de poder y sus relaciones a través de formas espaciales, supone una labor de análisis que, las prácticas artísticas pueden reconducir como una forma de acción y actuación específica. Los discursos artísticos transversales se contagian de otras disciplinas para ser activadores con claras implicaciones políticas. Estos discursos de implicación pueden vehiculares a través del análisis, detección, evidencia y evocaciones de la esfera pública, en el sentido que Michel Foucault otorga al papel intelectual: “hacer un croquis topográfico y geológico de la batalla”, pero también puede ser la de implicarse de forma activa y activista en la investigación de propuestas de cambio o estrategias que fuercen a cambios en las estructuras sociales. Esta segunda opción requiere una inmersión y una fusión en organigramas colectivos que convierten el proyecto en una militancia activa. Cualquiera de las dos vías requiere posicionarse y se puede llevar a cabo desde diferentes campos de juego, contra el sistema o desde el sistema como agente subversivo. David Harvey describe esta actividad crítica y visión alternativa como la perspectiva de una larga revolución necesaria. Para construir esta revolución se necesita una cierta colectivización del impulso y el deseo de cambio. Nadie lo puede hacer solo. Pero nosotros armados con recursos de la tradición utópica, podemos ser agentes subversivos, quintacolumnistas de dentro del sistema, pero con un pie plantado con firmeza en un campo alternativo de la política de insurrección.
Cada vez con más fuerza se está consolidando una nueva situación en la que se reclama, por parte de los colectivos ciudadanos, una participación directa en la toma de decisiones, y este es un momento importante e interesante en el que también la institución arte puede y debe jugar un papel activo. Es una responsabilidad que ha de asumir el arte, aunque con ello ponga en peligro su supervivencia o el estatus de independencia conseguido con la herencia de la historia.