Pero soy optimista (Maite Centol, 2006)

Pero soy optimista, de Maite Centol,  se presentó en AlNorte 2006. Galería Espacio Líquido (Gijón), 5 de diciembre de 2006-7 de enero de 2007.

 

Pero soy optimista…
Maite Centol

Pero soy optimista… fue el título de la instalación presentada en AlNorte’06, trabajo específico para la galería Espacio Líquido. Forma parte de un desarrollo procesal, una especie de work in progress que tiene su origen en el trabajo pictórico desarrollado de una manera minuciosa e intimista en el estudio, donde durante los años 2004/2005 trabajé en una serie de cuadros de pequeño o pequeñísimo formato bajo el titulo Base para días alegres, donde me planteo el trabajo pictórico a modo de diario, un diario literario donde se reflejan, escriben sucesos, emociones.

Es un trabajo donde reflexiono de una manera personal e íntima sobre el espacio arquitectónico, el espacio-receptáculo, el paisaje y experimento con el color y la forma a modo de ejercicio plástico, de ensayos geométricos azarosos. Son pequeños cuadros de formatos y soportes diferentes con un máximo de 25×25 cm, donde planteo un estudio inmediato, una reflexión diaria, que lejos de plantearse como una ocupación del lienzo, se plantean como pequeños ensayos de geometría es una actividad diaria, que produce felicidad, emoción.

En el desarrollo de este diario pictórico, surge de una manera racional y propia de la investigación pictórica Pero soy optimista… en esta búsqueda y partiendo de estas pequeñas piezas, realizadas con diferentes técnicas (transfer, vinilo, acrílico) y a través de su reproducción fotográfica comienzo a proyectarlas en el espacio arquitectónico de manera que se han transformado en bocetos, en apuntes de nuevos espacios, lugares y escenografías para nuevas vivencias. Es, por tanto, una intervención in situ, sobre la arquitectura del espacio expositivo, sobre otros soportes creados para el espacio y sobre el muro. La obra roza planeamientos minimalistas, como las telas monocromas de Agnes Martin y Robert Ryman o los rigurosos ensayos geométricos de Robert Mangold o Brice Morder y otros presupuestos del arte conceptual, como la de Sol Lewitt que plantea la ejecución de la obra de arte, un proceso que se realiza de modo mecánico y ciego; donde el plano del artista pude resumirse mediante un código explicito, fácil de descifrar, tanto si el artista es ejecutor como si no lo es:

En el arte conceptual, la idea o el concepto es el aspecto más importante de la obra. Cuando un artista utiliza una forma conceptual, hay que entender que previamente ha realizado todo un proceso de planificación y de toma de decisiones, de forma que la ejecución pasa a ser una cuestión mecánica. La idea se convierte en una máquina que crea arte. Este tipo de arte no es teórico, ni ilustra teoría alguna; es intuitivo, está implicado en todos los procesos mentales y no tiene ningún objetivo concreto“.

Los diferentes elementos constitutivos de la intervención parten de los estudios que se proyectaran en el espacio a través del video de la pintura sobre el muro, el dibujo con vinilo o con grafito, cintas de diferentes colores y calidades o sobre lienzo sobre bastidor pensando que la obra es inseparable de los parámetros técnicos de su ejecución. La experiencia y el significado necesitan al espectador, buscando investigar otras posibilidades, de articular la pieza con el espacio y las personas desde el interés personal en enfrentarme a la creación artística como constructora, y concebir el arte como manera de hacer y pensar; considero que el arte es un discurso libre y eso favorece el optimismo. Es, en fin, una declaración de ideas que pretende hablar del poder liberador del arte.

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